Todo el mundo se pregunta cuál es el secreto del chef Sandro Silva y su mujer Marta Seco, porque todos los restaurantes que abren se convierten en auténticas minas de oro. Para mi la respuesta me parece sencilla: sitios chulos decorados, buenos ubicacion de los locales, cocina rica y mucho ambiente en la sala.

La sala de Amazónico te encandila nada más entrar
Estas navidades tuvimos la suerte de ir a comer a Amazónicocon Sophie y Lucio. Nos habían hablado muy bien del sitio, pero nunca pense que fuera para tanto. Y estaba confundida…lo primero que impresiona es la decoración del local. Detrás de este exótico proyecto, donde se intenta recrear la selva amazónica, se encuentra el famoso Lázaro Rosa-Violán, otro prodigio de su época.

Una barra de sushi donde se pueden ver a los sushiman trabajar sin parar
En la carta encontrareis platos originales y exóticos pero también ricas carnes a la parrilla de todas las partes del mundo (Brasileñas, Criollas y Argentinas, Chilenas, Japonesas y Nacionales). Con lo que me cuesta escoger plato cuando salgo a comer o cenar, en Amazónico no me lo pusieron fácil y no sabía ni por donde empezar.

¿Preparados para viajar por todo tipo de cocinas exóticas?
Nuestra comida empezó con un par de entrantes para compartir. Primero unos rollitos de samosa al tandoor. Rico guiso de pollo y verduras envuelto en un crujiente rollo. Obligatorio mojar el rollito en la salsa de yogur y menta…es suave, potente y armoniza perfectamente con las especias del pollo.

Rollitos de samosa al tandoor
Otro de los entrantes fue el poke de atún rojo con anacardos y arroz salvaje. Lamentablemente en nuestra ración no venía arroz salvaje, no sé si era porque no les quedaba o porque lo ponen en la carta pero luego no viene. Más que poke es tartar de atún, que está buenísimo. Un plato fresco perfecto para empezar con algo ligero.

Poke de atún rojo con anacardos y arroz salvaje
Mi suegra se decantó por el curry de langostinos de río al coco. Un curry bien trabajado, donde se combinan sabores picantes y dulces, para hacer de este plato una muy buena opción para todo aquel que quiera probar una muestra de la cocina tailandesa.

Curry de langostinos al coco
Luis, como buen fanático de la cocina nipona, se dejó llevar por la carta de sushi y pidió unos spicy tuna rolls. Punto de cocción del arroz perfecto, corte del pescado al milímetro y aliño del atún de 10. Otra grata sorpresa en una comida que nos estaba dejando boquiabiertos.

Spicy tuna roll
El plato de Lucio, el kofta de cordero con yogur y tamarindo, nos pareció el más flojo de todos los que probamos. Buena marinada, ricas verduras pero la carne no decía mucho. Un plato que nos dejó bastante indiferentes y que nos arrepentimos de pedir. Próxima vez escogemos la picaña al rodicio.

Lechazo de cordero con verduras
Y yo, siguiendo las recomendaciones del maitre, el arroz chaufa con pato azulón a la parrilla. Sin duda, el mejor segundo de los que probamos. Arroz crujiente, salsas que acompañaban y suavizaban el graso sabor que tiene el pato y el ave en su punto ideal.

Arroz chaufa con pato azulón a la parrilla
De postre, no podíamos ir sin probar su piña asada con quimbolito. La mezcla de la piña, con el helado de coco y el quimbolito, hace que este postre sea obligatorio en vuestra visita a Amazónico. Dulzor, sin empalagar porque proviene de los propios azúcares de la piña y ese toque exótico de ambas frutas tropicales.

Piña asada con helado de coco
Y para los golosos y adictos al chocolate, su postre Chocolate Moctezuma, es una mezcla entre coulant de chocolate y cookie de chocolate gigante. El helado es de aguacate y las lascas de sal gorda y chocolate se funden en tu boca en cuanto te metes una cucharada. Maravilloso.

Chocolate
Mi recomendación: si os gusta conocer los sitios de moda de Madrid y no os importa tener que esperar semanas o incluso meses, tenéis que visitar Amazónico. La buena noticia es que comeréis bien y encima platos que no se suelen ver en los restaurantes de este estilo. Además, tienen un jazz en directo por las noches y la decoración es digan de ser vista. Obligatorio RESERVAR. Cenar sale por 50 euros por persona pidiendo un par de copas de vino.
Amazónico
Calle Jorge Juan 20, Madrid
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