Sandro Silva (cocinero) y Marta Seco (economista), son los dueños y señores de la calle Jorge Juan y es que esta pareja de emprendedores ya han abierto cuatro restaurantes y todos ellos en la misma calle. Lo mejor, que están los 4 hasta la bandera cualquier día de la semana y no es de extrañar…porque estos chicos han dado con la fórmula del éxito. Empezaron con El Paraguas, le siguió Ten Con Ten, hace un año abrieron Ultramarinos Quintín y el último en llegar a la familia ha sido Amazónico.
Nosotros os vamos a hablar de nuestra experiencia en Ultramarinos Quintín. De la decoración del local se han encargado Alba Hurlé y Alicia Martín del estudio Cousi Interiorismo, quienes han creado un espacio que combina un restaurante con una buena sala y una barra muy apetecible, perfecto para tomar el aperitivo, con una tienda de ultramarinos, donde poder comprar productos del día a día (frutas, verduras, quesos…) pero de muy buena calidad.
En la carta encontraréis una mezcla de todos los platos que elaboran en sus otros restaurantes, donde predominan los guisos, la cocina asturiana y los platos de cuchara. Nosotros empezamos compartiendo una tabla de quesos. Nos gustó la variedad y calidad. Como ya sabréis no soy muy quesera, pero los amantes de este lácteo se pusieron las botas. Bonita presentación y ricos acompañamientos: nueces, uvas, membrillo y panes.
El mejor entrante fueron los langostinos en gabardina de maíz. Fino empanado a base de maíz, delicado ali oli para mojar las brochetas y otra vez más un producto de primerísima calidad. Repetimos, porque uno nos supo a poco :). Brutales.
Y el último entrante en llegar fue una pizza de colmenillas a la que nos dieron la oportunidad de añadir unas lascas de trufa y admito que le daban un buen toque a la pizza. Entiendo que la gente escoja estas pizzas como entrante porque son ideales para compartir. Masa fina y crujiente, buena mozzarella y combinaciones simples pero de las que gustan a todos.
De platos principales probamos varios, es lo bueno de ir una mesa grande. El morrillo de atún a la sal fue toda una sorpresa. Una ración contundente y el atún sabrosísimo. El atún viene poco hecho y mezclado con la cebollita caramelizada es una pasada. Excelente.
Para los vegetarianos, tienen una lasagna de alcachofas y puerros que nos fascinó. Al llegar a la mesa la prejuzgamos, pero cuando empezamos a comerla nos encontramos con una jugosa y sabrosa lasagna. Normal que fuera uno de los éxitos de la cena.
El equipo que fuimos somos amantes incondicionales del steak tartar, así que pedimos uno para probarlo. Bien aliñado, con ese puntito picante que nos encanta pero que no mata el sabor de la carne, que es el protagonista del plato. Muy recomendable.
Y cerramos el apartado de salados con el falso risotto con setas de temporada. Punto de la pasta perfecto y buena melosidad gracias al líquidito que sueltan las setas y el parmesano. Un plato equilibrado. Otra muy buena opción para vegetarianos.
De postre nos decantamos por la tarta de chocolate. Más que tarta diría que coulant de chocolate, porque estaba totalmente deshecho. Me esperaba algo mejor, pero creo que nos equivocamos al pedir, porque todo el mundo recomienda la torrija.
Mi recomendación: si os apetece cenar en uno de los sitios con más ambiente de Madrid, muy mono decorado y con una carta llena de platos muy apetecibles y de calidad, creo que deberíais reservar en Ultramarinos Quintin. Os recomiendo pedir una de las mesas de la sala, porque es donde estaréis más cómodos. La cena no os saldrá barata pero merece la pena probarlo. Cenar sale por 50 euros/persona con vino y terminando la cena con un buen gin tonic.
Ultramarinos Quintín
Calle Jorge Juan 17, Madrid
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