El creador del ya famoso Le Cocó, Esteban Arnaiz, apostó hace casi un año por uno de sus barrios favoritos, Chamberí, para instalar un espacio nuevo persiguiendo la idea de que todo aquel que entrara se sintiera como en casa. Y esa es precisamente la principal cualidad de El Columpio, razón por la cual se ha convertido en un sitio de moda.
De la decoración del espacio se ha encargado la famosa decoradora Marta Banús, quien con mucho gusto ha conseguido diferenciar el local en tres ambientes que, aunque diferentes y bastante amplios, siguen esa misma línea mediterránea y acogedora :).
El hall, la barra de entrada y el columpio conforman el primero de estos tres ambientes, donde encontraréis toques rústicos: madera, flores secas y colores campestres. Con este espacio intentan trasladarte a “la típica casa de campo” y la verdad es que lo consiguen ;).
A medida que avanzas te encuentras con el segundo ambiente: un comedor más moderno y actual con toques antiguos como son los sofás y los espejos que ayudan a rememorar los años 20 y que junto a las largas lámparas que cuelgan de los altos techos configuran un ambiente especial y cálido.
Con el tercer y último espacio, se quiso lograr un patio a modo “chiringuito de verano”. El blanco de las paredes rompe con los colores más llamativos de sillas, cojines y plantas que dan un toque de frescura. La cristalera que se abre en épocas de calor y la fuente del exterior colaboran también a crear ese contexto de playa.
Nosotros decidimos visitarlo un jueves y había bastante ambiente. Nada más llegar, nos explicaron un poco la carta nueva -ya que se va adaptando en función de la temporada- y nos recomendaron pedir medias raciones para así poder probar un poco de todo. Optamos por elegir una serie de platos nuevos y otros más típicos de El Columpio.
Lo primero que te llevan a la mesa, independientemente de lo que pidas, es el cubo gigante de mantequilla tan sorprendente y característico de este restobar. La mantequilla estaba exquisita y venía acompañada de pan blanco e integral. Le pedimos que se lo llevaran cuando nos trajeron los entrantes ya que podíamos estar horas untando mantequilla.
Como primer entrante nos trajeron las croquetas de pollo con salsa de boletus. El tamaño era bastante aceptable, el sabor bueno, el empanado grueso y la masa un poco espesa para mi gusto. Hemos probado croquetas mucho mejores que estas la verdad.
El segundo de los entrantes fueron unos dumplings de langostino, uno de los platos nuevos de la carta. Llevaban semillas de sésamo, soja, puerro y cebollino. El sabor y la textura eran muy buenos aunque me faltaron unos palillos para poder disfrutarlos como se debe ;).
Las vieiras con su coral y crema de alcachofas fue uno de los platos que más nos llamó la atención desde el principio por lo que no dudamos en pedirlas y no nos decepcionó. No es un entrante para compartir ya que vienen tres vieiras, pero la mezcla de sabores era muy original y merece la pena probarlas.
El siguiente de los entrantes fue la otra novedad de la carta, los chanquetes con huevos fritos. He de decir que este plato que está tan de moda ahora me decepcionó bastante, ya que no me aportó nada especial y estaba un poco insípido :(.
El último de los entrantes para compartir fueron los bastones de berenjena con miel de flores. El corte y la fritura muy acertados y la miel consigue reducir el toque amargo que tiene la berenjena…logrando un equilibrio perfecto :).
Antes de llegar al postre, decidimos compartir también un segundo porque no nos queríamos quedar sin probar el tartar de atún rojo con crema de aguacate. Llevaba cebollino, sésamo una rodaja de naranja y ensalada de rúcula. La verdad es que a pesar de ser uno de los platos más solicitados, a nosotros no nos convenció demasiado. La crema de aguacate era demasiado líquida, nada consistente y el sabor del atún era demasiado fuerte para nuestro gusto.
Por último, nos pedimos una tarta de queso y limón con fresas. ¡¡¡Espectacular!!! Para mí lo mejor de la cena ;). La base de galleta fina, blanda pero compacta, con la cantidad perfecta de mantequilla y bien triturada, las fresas troceadas por encima y el sirope de frambuesas hacían de este postre la mejor forma de terminar la cena.
Mi recomendación: si sois de los que os gusta ir a sitios de moda a cenar y buscáis ambiente y decoración chula, creo que deberías reservar un jueves por la noche en El Columpio. El personal cuidará cada detalle y os proporcionará un trato cálido y cercano. Nosotros vivimos una gran experiencia y estamos seguros pronto iremos a visitar RANDOM, su nueva apuesta gastronómica que han abierto justo en la acera de enfrente. Cenar sale por 30 euros/persona picoteando un poco de todo y tomando vino :).
La corresponsal de Foodstorming devuelve la conexión: “Bárbara Llagostera, creadora del blog de The Picoteing“.
El Columpio
Calle de Caracas 10, Madrid
91 378 75 12