Desde que empecé en el blog, he conocido a personas encantadoras, que me han ayudado a mejorar Food Storming, que me han enseñado muchísimo sobre gastronomía, que me han abierto puertas inaccesibles para poder meter mi cabeza en este mundillo y que me han acogido como una más en su grupo. Tanto cariño les he cogido a muchos de ellos, que tengo un grupito que quedamos a cenar una vez al mes y la última vez tocó en Lakasa de César Martín.

César Martín ha conseguido que su restaurante se consolide como una de las mejores propuestas para salir a cenar en Madrid y se lo merece, porque se preocupa de que el cliente pruebe los platos estrella de la carta y disfrute de la cena.

Sin mirar la carta, nos fiamos de las sugerencias del chef, que nos preparó un menú largo y estrecho, a base de medias raciones y mucha variedad. Empezamos con unas cucharitas de queso fresco con concassé de tomate de aperitivo, que no me gustaron mucho :(.

Mucho había oído decir de las croquetas que aquí hacen y cuando llegaron a la mesa supe el porqué…la presentación es original y minuciosa, la textura es fina y el sabor es muy bueno. Las tenéis que pedir obligatoriamente cuando vengáis a cenar a Lakasa.

Otro de los entrantes típico de esta casa son los buñuelos de queso Idiazabal, y yo que no soy muy fan del queso, repetí de lo buenos que estaban.

La noche iba pasando y los platos no paraban de salir, el siguiente fue el pulpo a la brasa con puerro confitado a baja temperatura. El puerro necesita toda la noche para hacerse…trabajo de chinos, que se aprecia cuando te lo comes :).

Cesar es muy conocido por su pasión por los productos de caza y los ingredientes de temporada, por eso nos trajo para probar un carpaccio de venado. No estoy acostumbrada a comer caza, por lo que la carne me resultó muy fuerte de sabor. 

 Y unas setas amanitas cesarea con huevo escalfado. Esta seta es de las más caras y preciadas del mercado, pocos son las que las ofrecen y saben hacer con tanto arte como nuestro querido amigo ;).

La mujer de Cesar es francesa y eso queda reflejado en la calidad de la carta de quesos, los buenos vinos que riegan las comidas y estos pequeños mejillones que preparan al vapor y acompañan con una salsa. Obligatorio mojar pan antes de que se lleven el plato.

Los estómagos se iban llenando, pero los platos no paraban de salir…chipirones con hinojo a la brasa...¡¡¡qué manjar :)!!!

Cuando ya le lloramos que nos dejara de sacar platos, prometió que este sería el último, pero que no nos podíamos quedar sin probar un poquito de su carne a la brasa. 

Cuando nos preguntó si queríamos postre la mesa saltó con un: «queremos probar el famoso lacasito gigante«. Y he de decir que cuanto me alegro de hablerlo pedido, porque nunca antes había probado un postre así…BUENO NO, BU-E-NÍ-SI-MO :):), la pena que hizo sombra a la pannacota.

Mi recomendación: ¡¡¡Qué hacéis que no habéis reservado ya mesa!!! Este sitio es un MUST, así que por favor hacedme caso y probadlo. Cenar sale por 40 euros/persona, habiendo comido y bebido como los romanos, es decir, hasta reventar;).

Lakasa de César Martín

Calle Raimundo Fernández Villaverde 26, Madrid