Como amantes de la cocina nipona, siempre que abren un nuevo sitio de sushi nos gusta ir a probarlo. Nuestro último descubrimiento ha sido Kiboka, un restaurante japonés con influencias chinas situado en pleno barrio de Salamanca, que desde fuera no llama nada la atención pero cuando entras la cosa cambia y mucho.

Asientos con forma de bidones de gasolina y murales con imagenes de las calles de China y Japón
Detrás de Kiboka se encuentra el chef chino Qifeng Lin, más conocido por todos como Dani, quien lleva 15 años en España trabajando para diferentes restaurantes asiáticos. En 2012, este joven cocinero decidió emprender su aventura en solitario abriendo un restaurante de sushi a domicilio: Casa Sushi y cuando el negocio ya estuvo bien rodado abrió Kiboka (en enero de 2019).

Dani, el chef y propietario de Kiboka
El local con estilo industrial y detalles que te trasladan a las bulliciosas calles de China y Japón, lo ha decorado el propio Dani con ideas que ha ido cogiendo de sus numerosos viajes. Nada más entrar, hay una zona con mesas bajas perfecta para picar algo. En medio de la sala, encontraréis una barra de sushi donde podréis ver a los sushiman en acción.

Kiboka tiene un estilo industrial, donde no falta detalle
La carta es bastante larga, por lo que os recomiendo pedir ayuda a Dani, ya que él es quien más sabe y quien mejor os puede recomendar. Nosotros dejamos que el chef nos guiara y comimos de maravilla. Empezamos con unos edamames, para ir matando el gusanillo.

Me encanta empezar las comidas en los japos con edamames
Nosotros fuimos a comer sushi y probamos unos cuantos. Empezamos con el spicy tuna uramaki porque es un roll que nos solemos pedir en todos los japos a los que vamos. En Kiboka lo preparan con atún de Balfegó picante, cangrejo natural, aguacate y cebolla confitada. Para mi gusto, la cebolla confitada le quitaba mucho protagonismo al atún y es una pena.

Spicy tuna uramaki
El siguiente en llegar fue el Tempura roll. Un maki de salmón tempurizado por dentro y acabado con tartar de salmón y salsa de anguila por fuera. Nos gustó mucho. El tempurizado era bastante ligero y la salsa de anguila le daba un sabor muy bueno al salmón. Recomendable.

Tempura roll
También probamos el tataki uramaki, que es un maki de langostino tempurizado con mayonesa picante y acabado con atún y aguacate. Otro maki que volveré a pedir cuando vuelva a Kiboka. Langostino perfectamente frito, un buen atún de calidad y el aguacate que me encanta en los makis. Las flores y brotes quedan muy monas para decorar pero en boca no aportan nada. Muy recomendable.

Tataki uramaki
Los que no podéis dejar de probar son los Gunkan moriawase de salmón, atún toro y kanotequi con pepino. Son pequeños bocados marinos coronados con un huevo de codorniz para dar melosidad al conjunto. Una pasada. Ha sido la primera vez que pruebo los Gunkans y me han sorprendido muy gratamente.

Gunkan moriawase
Otro platazo fue la matsu lubina. Una lubina que limpian y rebozan lasca a lasca y luego la caramelizan con piñones quedando una especie de lubina garapiñada. Una auténtica maravilla de plato. Obligatorio cuando vengáis a Kiboka, así que dejad sitio.

Matsu lubina
Y cerramos la comida con un mochi de cheseecake que nos recomendó Dani. Probablemente lo más flojo de toda la comida. Yo es que soy más fan de una buena tarta de queso con su base de galletas pero hay que decir que estaba bueno de sabor 🙂

Mochi de cheesecake
Mi recomendación: si sois amantes de la cocina nipona, os apasionan los makis originales y os gusta comer en barra viendo al sushiman trabajando, creo que os gustará la oferta de Kiboka. El servicio se merece una mención especial porque cuidan mucho al cliente. Os recomiendo reservar. Cenar sale por 35 euros/persona pidiendo todo para compartir y bebiendo cerves.
Kiboka
Calle General Pardiñas 70, Madrid
910 66 70 44