Hay una zona cerca de Plaza de Castilla, que está llena de asadores y buenos restaurantes donde se suelen ver muchas caras conocidas. Uno de ellos es el restaurante Piñera, abierto en 2008 por los hermanos Marrón (Manuel y Tino) y llevado al éxito por el mediático chef Jesús Almagro desde 2014.
Piñera es un restaurante asturiano de los de la vieja usanza, en donde encontraréis una sala muy imponente, llevada con delicadeza y perfección por la sumiller María José Jurado y con una decoración típica de los sitios de toda la vida: mesas bien vestidas, suelos que parecen estar recién encerados y mármol en las paredes. Old school…pero que se agradece en un restaurante de esta categoría ;).
La carta es extensa pero equilibrada, tiene multitud de platos clásicos que han sido adaptados a los gustos de hoy en día, para todos encontremos algo apto para nuestro paladar. Merece la pena preguntar por los platos del día, en los que usan productos de temporada.
Nuestra cena empezó con la vieira asada con su coral, puré de naranja, col china, bacon, anisados y perlas cítricas. Un comienzo de cena bestial, en la que Jesús Almagro nos quiso demostrar el nivel de su cocina. Texturas, aromas y jugosidad se percibían en cada bocado.
Seguimos con los lomos de sardina sobre pan brioche con queso parmesano, alcaparras y salsa de cacahuete. Cuando lo vimos en la carta no entendíamos como combinarían esos sabores en un mismo plato y por ello lo pedimos. Sorprendentemente fue el entrante que más nos gustó, ya que es algo arriesgado pero cada toque aporta su punto al plato :).
Y como entrante final, no podía faltar el huevo de bronce con coliflor trufada, papada ibérica confitada, caviar Riofrío y brotes de tomate. Huevo elaborado a baja temperatura (un habitual en muchas de las cartas modernas) al que en lugar de acompañar con puré de patata, lo preparan con un rico puré de coliflor en el que encontraréis barquitos de papada y un sutil toque de trufa. Un plato en el que Jesús demuestra su elegancia en los fogones ;).
De segundo, yo no me pude resistir a probar el steak tartar con patatas souflé y helado de mostaza. Preparado en el momento en nuestra mesa y dándonos a probar el gusto de picante, para conseguir el punto exacto que nosotros queríamos. Este plato me chifla cuando está bien preparado y aquí lo bordan. Encima las patatas soufflé que lo acompañan son crujientes y mejoran, si es posible, el steak tartar. Un obligatorio si visitáis Piñera.
Y mi suegro se decantó por el pichón en escabeche con puré de foie-gras y peras confitadas con vino dulce. En este plato encontraréis dos texturas muy diferentes entre el muslo y la pechuga, pero ambas en su punto justo de cocción. Plato creativo e ideal para los amantes de la caza menor.
Mención especial a la carta de postres que tienen. Dudábamos entre el crêpe suzette, que lo preparan en medio de la sala y es un espectáculo divertido de ver o la tarta fina de manzana. Al final, siguiendo las recomendaciones de la casa, compartimos un postre verde (tarta de manzana). Me encantó el detalle de que la trajeran repartida en dos platos, para que no hubiera peleas. Aunque la foto queda más fea, la tarta estaba igual de buena :).
Me encanta cuando las cenas acaban con unos petit-fours caseros para tomarlos con el café y el pacharán…los que lo toman ;). Es una forma ideal de cerrar una buena comilona como la que disfrutamos nosotros.
Mi recomendación:si os apetece daros un homenaje a base de la típica cocina de mercado en la que se usa materia prima de buena calidad y ser atendidos por un excelente equipo de sala, creo que deberíais hacer una visita a Piñera. Cenar sale por 50 euros/persona tomando primero, segundo y postre y regando todo con buenos brebajes.
Piñera
Calle de Rosario Pino, 12, Madrid