Perú gusta y una buena muestra de ello es el tirón que está teniendo en nuestro país su cocina. Aún no se conoce demasiado, pero los cocineros peruanos le están creando muy buena fama allá por donde van :). Un buen sitio para probar este tipo de comida es Piscomar, un pequeño local cerca de la Puerta de Toledo que abrió sus puertas hace dos años.
No os dejéis engañar por las apariencias…de primeras pensaréis que vais a comer en un bareto de barrio, pero cuando probéis su comida, todos los prejuicios se irán por donde habéis entrado. Y todo ello es gracias al trabajo y esfuerzo de Jhosef Cristopher y Fiorella, quienes saben mimar a sus clientes para que se encariñen con su cocina.
En la carta de Piscomar encontraréis recetas tradicionales de la cocina andina con toques modernos e ingredientes poco habituales en nuestra gastronomía…pero que enganchan una vez que los pruebas.
Nos adentramos en la cocina peruana probando la causa limeña. La base de este plato es patata prensada, que acompañan con bonito, aguacate, huevo y salsa de aceitunas. Pequeñas de tamaño, pero potentes de sabor. Un entrante frío con el que nos demostraron que íbamos a viajar a Perú sin tener que movernos de la mesa 😉 .
Una de las técnicas que domina Jhosef es la fritura y si no pedid la jalea mixtura para comprobarlo vosotros mismos. Pescadito frito de todas las clases y colores, acompañados de salsa tártara y yuca frita. Lo recomiendo pedir para picar y tomarlo con un pisco sour bien fresquito.
No os perdáis el tiradito apasionado, finas láminas de corvina aderezado en zumo de lima y maracuyá y acompañado de ají amarillo, choclo (maíz cocido) y camote (boniato). El chef juega con la acidez de la lima y el dulzor del maracuyá para crear un plato equilibrado y fresco 🙂 .
El plato estrella de la casa es el «cebiche me sabe Perú«. Corvina aliñada con ají amarillo, cebolla roja, cilantro y zumo lima a la que se le puede añadir una de las cuatro guarniciones que le acompañan: yuca frita, choclo, camote o maíz crujiente. Prohibido tardar mucho en comerlo ya que se recuece el pescado y se echa a perder el plato…y ¡¡no puede ser!!
Se ve que la noche estaba centrada en el mar y el siguiente en llegar fue el pulpo braseado, una brocheta de pulpo tostadito servida con salsa huancaina y salsa chimichurri sobre patatas al horno. Conseguir el punto churruscadito del pulpo es la clave de este platazo.
Terminamos con un lomo saltado con verduras y acompañado de patatas confitadas. Cabe destacar el sabor a wok de la carne y la ternura de las patatas. Un plato digno de ser recordado y que me encantaría aprender a hacer 😉 .
Como toda buena comida, el punto final lo pusimos probando una cheesecake de lucuma y galleta oreo. La lúcuma es una fruta andina muy apreciada en la gastronomía peruana. No sabe como ninguna otra tarta de queso…sabor peculiar que no tiene porque gustarle a todo el mundo.
Mi recomendación: si sois unos apasionados de los ceviches y los tiraditos y os gusta probar sabores auténticos, creo que vuestro restaurante es Piscomar. Os explicarán cada plato con una sonrisa y os recomendarán los platos estrella de la casa. Dejaros aconsejar y no tengáis miedo a probar nuevos sabores. Cenar sale por 30 euros/persona con unos pisco sour para alegrar la comida 🙂 .
Piscomar
Calle de San Isidoro de Sevilla 4, Madrid
910 01 45 97