Mira que me he recorrido la calle Espíritu Santo de arriba abajo miles de veces, pero nunca me había fijado en La Dominga, una casa de comidas moderna, en la que Pedro Natale y Micaela Geminiani llevan dando de comer a los vecinos de Malasaña desde hace 10 años.
Recién renovada por dentro, este pequeño local con ladrillo visto y bonitas lámparas, es un lugar perfecto para comer platos típicos de la gastronomía madrileña y otros no tan típicos, debido a la procedencia de los dueños (Argentina).
Con una carta lo suficientemente larga y apetecible como para hacerte estar un buen rato decidiendo qué vais a pedir, hay un plato que no os podéis ir sin probarlo – el rabo de toro- ya que ha sido el que le ha dado la fama a este coqueto lugar.
Nosotros empezamos la comida con muchas risas y unas ricas croquetas de boletus al aroma de trufa blanca, que se le antojaron a Guille. Caseras, de tal tamaño que no caben de un bocado en la boca, con una fina bechamel y un rebozado fino pero crujiente a la vez. Son una delicia ;).
De unas castizas croquetas pasamos a un plato más exótico, un bao de salmón ahumado con cilantro, brotes variados, cebolla roja encurtida y tzaziki -una salsa de yogur, menta y pepino- que le daba un toque muy fresco y veraniego al bocata. El encurtido de la cebolla se merece ser nombrado, porque estaba bestial, la mezcla del salmón, el yogur y el pepino me pareció un acierto y el bao era blandito pero consistente…no se desmoronaba al comerlo.
También probamos la ensalada de pollo picante y crujiente con mousse de aguacate, tomate seco y una ligera salsa de yogur con ralladura de limón y semillas de amapola. Es el típico plato que me volvería a pedir, porque se notaba que desde cocina se lo habían currado 🙂 …se habían preocupado por juntar texturas (crujiente, blandito, fresco…), sabores y continentes en un plato sencillo pero con una muy buena elaboración detrás.

Ensalada de pollo picante y crujiente con mousse de aguacate, tomate seco y una ligera salsa de yogur con ralladura de limón y semillas de amapola
Atentos al tataki de atún almendrado acompañado de tartar de mango, mayonesa de wasabi y kimchi. Cuando trajeron el plato a la mesa, supe que este siguiente plato que iba a degustar, me gustaría mucho. No suele ser uno de mis platos favoritos, pero si en todos lados lo preparan como en La Dominga, os aseguro que sería uno de mis platos habituales ;).
Para el final, dejamos la joya de la corona: el rabo de toro, que guisan en vino, desmigan y lo acompañan de puré de patata trufado. Se agradece que lo sirvan deshuesado 🙂 porque facilita las maniobras y te permite pedírtelo sin importar con quien comas. Este guisote, típico de la época de San Isidro, es un platazo que estos chicos preparan como si fueran madrileños de pura cepa.
De postre pedimos tarta de lima con jengibre deshidratado y helado de vainilla. De primeras no tenía ninguna buena pinta, pero cuando la probamos cambiamos rápidamente de opinión. Estaba exquisita. Ácida y potente, escondía una base de galletas de mantequilla que suavizaba el fuerte sabor cítrico. Fue el punto final que la comida necesitaba.
Mi recomendación: no hace falta esperar a que sea San Isidro para comer rabo de toro, porque en La Dominga lo preparan todo el año y lo hacen de cine ;). El local es limitado, por lo que no está de más hacer una reserva antes de ir, para no llevarse un palo sino tienen mesa. Comer sale por 30 euros/persona con vino y comiendo cantidades como dios manda.
La Dominga
Calle Espíritu Santo 15, Madrid
915 23 38 09
Hola! Me fijé que en muchas fotos de restaurantes donde sirven el bao relleno tiene siempre el mismo aspecto, ingenua de mí pensaba que un plato tan básico y tan inmediato que si no se come recién hecho se vuelve correoso, lo harían todos casero, pero me da la sensación que es un producto congelado.Haciendo una búsqueda en internet me topé con el post en la web de Hattori Hanzo sobre el tema, y las fotos de sus baos por fín no tienen el aspecto de los demás, seguí leyendo y claro ellos los hacen caseros a diario, supongo que otros restaurantes donde este plato es el protagonista también los elaboren ellos mismos, sino menuda mierda.
De todas formas yo los hago en casa y son muy efímeros, se vuelven correosos si no se comen recién hechos, asi que me imagino que hay que utilizar una receta mejor que la mía para que duren más o bien un montón de porquerias en polvo. Perdón por el rollo. Un saludo!
Mónica, la verdad es que no sé si serán congelados, pero a nosotros nos dio tiempo a hacer la foto y comerlos sin que estuvieran correosos…y estaba BUENÍSIMO!!! Te recomiendo ir a hacerles una visita y que ellos te cuenten, son encantadores!!
No,no digo que los congelados sean correosos, al revés, creo que si se hacen caseros son tan delicados que hay que servirlos al momento, los precocinados tendrán la textura «adecuada» y estabilidad, pero me temo que influya en el sabor. Era una reflexión de aprendiz de panadera, algo que me llamó la atención y que no había considerado que pudiese ser precocinado hasta ahora, sin calificar para nada los platos, que no he probado y que tienen muy buena pinta. Igual no es el sitio adecuado para divagar sobre panaderia, lo siento.