Una de las cosas que más me gusta cuando voy a conocer un nuevo restaurante, es descubrir la historia que hay detrás y que el dueño me cuente las anécdotas que han ido sucediendo desde que surgió la idea de montar el negocio. ¡¡Lo sé…soy una cotilla!! Pero, ¿qué le voy a hacer si la curiosidad me puede 🙂 ?
El sitio del que os voy a hablar esta semana se encuentra situado en pleno Barrio de Chueca, en la transitada calle de Augusto Figueroa, en un pequeño local casi llegando a la calle Hortaleza. Os hablo de Pico de Gallo, un “Burrito Bar” cuyo dueño –Javier Salinas– ha puesto todo su esfuerzo, pasión y cariño para montarlo.
Para muchos eso de “Burrito Bar” os sonará a chino, mientras que para otros- sobre todo los que hayáis estado en California y México, donde es muy habitual encontrarlos -será un término familiar. El concepto es muy sencillo: local con buen rollo, música reggae, comida rápida pero sana y una decoración cuidada pero con aspecto desenfadado: madera por todas partes, tablas de surf y fotos de surfistas con dedicatorias en las paredes, lámparas de mimbre y una gran barra de cervezas y tequila.
La carta es reducida porque han preferido hacer pocos platos pero todos recomendables. Además, las raciones son al más estilo americano…tamaño XXL, perfectas para compartir. Yo estuve con la benjamina de la casa –Pulgui– que es una auténtica forofa de los burritos, especialmente de los que preparan en Pico de Gallo. Optamos por pedir el menú del día, para poder probar un poco de todo, y nos dimos un homenaje de campeones ;).
Empezamos con unos nachos para ir matando el hambre. Guacamole, crema agría, frijoles y crema de cheddar escondían unos ricos triángulos de maíz, traídos directamente de México. El comienzo perfecto de una comida que prometía ser copiosa.
Continuamos con las tradicionales quesadillas acompañadas de pico de gallo. Delicioso queso fundido se resbalaba por la tortilla en cada bocado. Nosotras les pusimos un poco del guacamole de los nachos, que junto con el pico de gallo lo convertía en un entrante TOP :).
Acababan de hacer cerdo al pastor y siguiendo las recomendaciones del que más sabe (Javier, el dueño) nos pedimos los burritos y los tacos de pastor, para aprovechar que estaba recién hecho ;).
Los tacos me encantaron…son fáciles de comer sin pringarse, la carne estaba jugosa y con el toque de la salsa verde (ajo y cilantro) se potenciaba el sabor del cerdo. Las tortillas con las que preparan los tacos son de maíz y se las provee una familia mexicana que han creado un imperio. Imaginaros lo buenas que son que proveen a casi todos los restaurantes mexicanos de Madrid e incluso las exportan a Europa.
Por fin, llegó el momento más esperado de la comida, hora de probar el burrito del que tanto me había hablado Pulgui. La verdad es que cuando lo probé, entendí rápidamente la insistencia de venir a Pico de Gallo. Un plato hecho, antiguamente, a base de sobras de la nevera: arroz, frijoles, pico de gallo y alguna carne, hoy se ha convertido en uno de los bocados favoritos de adolescentes y adultos. A diferencia del taco, se usa tortilla de trigo. Os recomiendo tomarlo con la salsa brasa, que aporta un regusto a parrilla buenísimo :).
Después de este festival mexicano fuimos incapaces de probar el postre y sus frozen margaritas, pero como ya sabréis los que nos conocéis, no tardaremos en volver y probar las cosas que nos hemos dejado en el tintero.
Mi recomendación: si os gusta la comida mexicana y no os importa pringaros al comer, creo que estáis preparados para probar los burritos y tacos de Pico de Gallo. Os recomiendo probar las 5 salsas que ponen para alegrar los platos, aunque os advierto que hay que tener especial cuidado con la salsa roja, porque os puede fastidiar la comida si no toleráis bien el picante. Comer sale por 10-15 euros/persona comiendo de todo un poco y bebiendo frozen margaritas (son unos 15 euros) o unas chelas bien frías (son unos 10 euros) ;).
Pico de gallo
Calle Augusto Figueroa 21, Madrid
912 19 63 21
Este ha cerrado 😦 mi chico y yo éramos clientes habituales..lo echaremos de menos