Desde hace años en plano Barrio de Salamanca, en la calle Villanueva, se encuentra el restaurante El Escondite de Villanueva. Aunque los dueños no han cambiado, el sitio parece otro, porque hace poco decidieron darle un lavado de cara y contrataron a los interioristas de Madrid in Love, para modernizar el local y ponerlo mono y atractivo para la clientela.
No era la primera vez que venía, pero admito que está muy diferente a como lo recordaba…y es que además de cambiar el aspecto del local, también han dado una vuelta a la carta con la ayuda de Pepe Roch, buscando una línea más sencilla pero con platos de todo el mundo.
Nosotros empezamos la cena con unas croquetas de jamón ibérico y trufa blanca. Un entrante bastante potente, que ponía el listón alto a una cena que pintaba de maravilla, porque el grupito era muy divertido, el local está muy mono puesto y tenía ambientazo y la comida tenía una pinta realmente apetecible :).
Seguimos con unas alcachofas a la plancha con virutas de jamón, que si me hubieran dejado mis compis, me las hubiera comida yo sola. Es un plato que me encanta para cenar y más si están bien crujientes y tiernas.
No podía faltar el tartar de atún rojo con aguacate, muy bien aderezado, con un atún rojo pistonudo y un aguacate que se deshacía solo en la boca. Otro plato que volvería a pedir sin dudarlo ;).
Para darle un toque asiático a la cena, pedimos unas gyozas de verduras con salsa ponzu y sésamo negro por encima. El entrante por excelencia de los japoneses, que aquí preparan de forma correcta.
El toque gourmet lo puso el falso risotto de boletus y trufa, que viene presentado en una ollita monísima y que huele desde que sale de cocina. Un acierto de plato…la pasta puntalette que usan en lugar de arroz está buenísima :). Y gracias a ella consigue una mayor cremosidad y una textura muy distinta a la que aporta el arroz.
No podía faltar el toque mexicano que tan de moda está ahora, por ello probamos unos tacos al pastor con guacamole. Se comen con la mano y de un bocado, así que nada de hacerse el fino y comerlo con cuchillo y tenedor…que no se puede saborear igual, ¡¡¡hacedme caso!!!
Aunque lo intente, creo que no podría irme de un sitio sin probar su steak tartar y más si lo veo pasar a una de las mesas que están a mi lado y veo que aquí lo preparan con helado de mostaza y parmesano. Con carne de La Finca (uno de los proveedores que están más de moda ahora en el panorama gastronómico) consiguen un plato rico, pero al que le falta un poco de untuosidad. Me gustó el frescor que aportaba el helado y me parecieron un acierto los panecillos crujientes que acompañan al plato ;).
De postre nos trajeron la cheesecake con helado de galleta, presentado en un pequeño botecito, del que hay que comer de abajo arriba para poder pillar un poco de cada cosa. Muy conseguida.
Cuando nos trajeron el macaron de chocolate gigante con helado de vainilla, me quedé un rato observándolo…porque de primeras pensé que era un coulant de chocolate, pero cuando lo tuve cerca me di cuenta que mis ojos me habían fallado. Un pelín empalagoso, pero para los amantes del chocolate es el postre ideal.
Y para recordar recuerdos de la infancia, probamos el drácula versión “el escondite”. Un postre fresquito, ideal para una noche de calor como las que está haciendo estos días :).
Mi recomendación: si tienes que organizar una cena de amigos en un sitio céntrico donde se pueda montar bullicio o si queréis picar algo y estáis de compras por la zona, creo que os deberías pasar a probar la nueva carta de El Escondite de Villanueva. Cenar sale por 30 euros/persona con vino, un precio que se está empezando a poner de moda en todos los sitios que abren/renuevan en Madrid.
El escondite de Villanueva
Calle Villanueva 26, Madrid
914 31 33 49