Se agradece que hayan mantenido ese aire de casa de comidas, con sus manteles de tela de cuadros rojos y blancos; el servicio encantador que te incita a pedir jarras de daiquiri como si no hubiera mañana y el ambiente familiar que les caracteriza :).

Manteles a cuadros rojiblancos inundan la sala de Zara

La carta es corta pero auténtica, ya que dispone de todas las especialidades de la isla. Para picar os recomiendo pedir la yuca frita, un entrante buenísimo que marida a la perfección con el daiquiri de fresa, la bebida obligatoria en Zara nada más sentarse en la mesa.

Con daiquiri de fresa, la comida sabe mejor

De platos principales, empezamos probando el plato por antonomasia de la casa: la ropa vieja. Carne de ternera deshilacha, que se guisa con una salsita de cebolla y pimientos y se acompaña de una buena cama de arroz, para no dejar nada de salsa en el plato, porque sería un delito ;).

Ropa vieja con arroz

Otra de las especialidades que probamos fue el picadillo criollo (carne picada guisada con cebolla, pimiento, ajo, aceitunas, pasas y patatas) con plátano frito y arroz. Una combinación explosiva pero deliciosa. El plátano estaba meloso, el arroz en su punto y la carne perfectamente guisada.

Picadillo criollo con plátano frito y arroz

El plato más flojo fue el pollo frito con patatas fritas. Aunque lo tienen como otra de las especialidades, me parece que es un plato muy sencillo, que no llama tanto la atención como los otros dos guisotes, que están llenos de sabores muy poco usuales en nuestra cocina mediterránea.

Pollo frito con patatas fritas

Mi recomendación: si un día os apetece viajar a La Habana sin salir de Madrid porque se os ha antojado un plato de ropa vieja o yuca frita, creo que antes de ir a Barajas a coger un avión, debéis pasaros por Zara, porque os hará teletransportaros :). Conviene reservar, porque no disponen de muchas mesas y siempre suele estar de bote en bote. Cenar sale por 20 euros/persona tomando un platazo y un daiquiri.