El origen del nombre -“La Vaca Verónica”- se debe a que los primeros años estuvieron ubicados en la calle Verónica. Tati convirtió un garaje en un restaurante al que la gente iba a comer platos de cuchara, albóndigas, chipirones en su tinta… y por ella, porque es un encanto de mujer, siempre está atenta de las mesas y si puede, charla un rato con cada uno.

Una sala alegre, a la que han sabido darle un cambio de look

Hace unos meses se incorporó al negocio su sobrina Mariana Gyalui, quien está ayudando a renovar el sitio. El primer cambio fue renombrar el restaurante, luego modernizar el local con la ayuda de Jesús Regueira de Neutra, dándole un look retro donde mezclan arte moderno, lámparas de los 70 y cubertería pintoresca. Y con lo que están ahora es con la carta, a la que también quieren darle una vuelta.

Lavado de cara para LaVerónica

Nosotros teníamos bastante claro lo que queríamos pedir, aunque nos dejamos aconsejar por sus amables camareros, para no dejarnos nada en el tintero. Empezamos con un caldito de pollo. Potente y perfecto para calentar motores ;).

Caldito de pollo

Como entrantes pedimos media ración de ensalada de escabeche suave de pollo y berenjenas. Estoy acostumbrada al escabeche de bonito de Alicia, que es puro sabor y claro…me pareció que éste estaba tontón.

Ensalada de escabeche suave de pollo y berenjenas

Y el tartar de salmón con guacamole que me impresionó. Toques de wasabi, jengibre y cebollita se podían ir apreciando a medida que lo comías. Buenos trozos de salmón y aguacate, ambos de calidad superior. Un entrante que nunca diría que harían tan bueno en un lugar así, pero que está a la altura de los mejores japos de Madrid :).

Tartar de salmón con guacamole

Entre los entrantes y los principales nos trajeron media ración de albóndigas de gambas y sepia para que las probáramos. No suelo comer albóndigas de pescado, pero estas merecen la pena probarlas. Con la salsa nos conquistaron, se nota que Tati lleva muchos años haciendo este tipo de platos y tiene muy bien cogido el punto.

Albóndigas de gambas y sepia

La estrella de la casa son los espaguetis con carabineros y creo que todos los que vamos a visitar este establecimiento sabemos que nos tomaremos seguro un plato de esta pasta. Hechos con pasta al huevo fresca, te los preparan delante de ti para enseñarte la cantidad de juguito que tiene el carabinero, sobre todo en la cabeza. De hecho, la salsa que lleva este plato proviene del crustáceo, cero tomate.

Espaguetis con carabineros

Otro plato que les acompaña desde sus comienzos es la carne LaVerónica y no podíamos irnos sin probarla. No cabe la menor duda que se trata de un buen corte de carne, que viene acompañado con patatas fritas crujientes y con dos salsas riquísimas.

Carne LaVerónica

De postre, probamos los dos clásicos de la casa: la tarta de chocolate (blanco o negro) con frambuesas y galletas, que me quedo con la de chocolate blanco, aunque para mi gusto estaba demasiado fría y no se podía apreciar bien el sabor del chocolate. Y la tarta de queso que adornan con galletas María, porque ellos son diferentes y no quieren hacer lo mismo que todos. Rica de sabor, pero eché en falta un poco de mermelada casera por encima. Es bastante parecida a una quesada.

Postre variados

Mi recomendación: si buscáis un sitio con un punto romántico, decoración vintage, servicio amable y comida rica, creo que os deberíais acercar a LaVerónica a probar los platos que prepara Tati. En mi próxima visita no miraré el menú, tengo clarísimo que pediré el tartar de salmón, las albóndigas de sepia y los espaguetis con carabineros…son tres auténticos platazos ;). Cenar sale por 35 euros/persona con vino.

 La Verónica

Calle Moratín 38, Madrid

91 429 78 27