Escondido en la calle Velázquez, en el local donde antiguamente estaba La Nicolasa, encontramos Ataclub, la nueva casa de Tristán Figueroa y Ana Magdalena (profesionales del mundo de la hostelería que llevan más de 30 años dando de comer en sitios emblemáticos como Guisando, Martín Pescador o Tristana).
En Ataclub son fieles a la cocina mediterránea de temporada, al mimo al cliente y al cuidado de todos los detalles. Por todo ello, la decoración del local la han dejado en manos de Alicia Navarrete y Carola Jáuregui, quienes han conseguido crear un ambiente cálido, en el que llama la atención los dos olivos naturales en el medio de la sala.
Una de las cosas que se están poniendo muy de moda en Madrid son los restaurantes donde se puede alargar la sobremesa con copas gracias al gran ambiente de la sala y en Ataclub han apostado por esto, poniendo música en directo para animar las noches de los jueves, viernes y sábados.
En la carta se mezcla lo mediterráneo con toques de fusión asiática y peruana y el artífice de dichas creaciones es el cocinero César Rodríguez, quien ha trabajado en las cocinas de El Antojo y Viridiana. La primera muestra de la influencia peruana del chef fue el ceviche de viera, acompañado con un picadillo de verduras frescas y aliñado con cítricos, con los que logran potenciar el sabor marino de la viera. Se agradece la suavidad y la frescura del plato.
El segundo plato fue un huevo poché trufado sobre mousse de hongos, un homenaje a Abraham Garcia (Viridiana), donde encontramos productos de temporada muy bien elaborados. Un plato equilibrado, cuyo éxito se consigue gracias a la mezcla de ingredientes que componen el plato. Desde el huevo a la trufa negra, pasando por los hongos y consiguiendo el toque final con el crujiente arroz inflado ;).
El plato que más nos impresionó del menú fueron los raviolis de speck y trigueros, me hubiera tomado un plato más sin problemas. Espárragos al dente, raviolis caseros con un relleno que queda en la memoria de los amantes de la pasta y queso parmesano rallado envolviendo todos los sabores.
Un clásico instantáneo de la casa, el solomillo a la broche, no podía faltar dentro del menú que probamos. Carne poco hecha, se deshacía en la boca como si fuera mantequilla. Una muy buena opción para carnívoros. Eché de menos unos pimientos asados de guarnición, aunque he de admitir que a las patatas fritas no se les podían hacer ascos porque estaban muy bien fritas.
Toda buena comida debería cerrarse con un toque dulce, aunque sólo sea una cucharadita :), nosotros pusimos el broche de oro con un tiramisú tradicional. No suelo pedir este postre, pero a mi acompañante le apetecía y como yo sólo quería probarlo lo pedimos. Pero me llamaba más la atención la fina tarta de manzana, que pediré en mi próxima visita.
Mi recomendación: si buscáis un sitio en el Barrio de Salamanca donde disfrutar de uno de los afterworks más divertidos de Madrid, os recomiendo Ataclub, un restaurante moderno y elegante con «cocina non-stop«. Cenar sale por 35 euros/persona con vino y comiendo de maravilla. Y a mediodía tienen un menú ejecutivo por 20 euros que siempre está hasta arriba de comidas de negocios, ya que cuenta con una calidad excepcional.
Ataclub
Calle Velazquez 150, Madrid