Recibir una llamada diciendo: «cambio de planes, al final vamos a cenar a La Gabinoteca» es un gustazo. Este gastrobar abrió en 2009 caracterizándose por su mobiliario, decoración y cocinero: Nino Redruello nieto de los propietarios de La Ancha. No sé si habrá alguna silla igual, pero lo que si sé es que es rústico, singular, divertido y auténtico. Eso es lo que le da EL encanto al sitio.
Para comer ofrecen una ocurrente carta dividida en 3 apartados. El camarero te recomienda que pidas un plato de cada sección porque las raciones no son demasiado grandes. Nosotras decidimos pedir 2 cada una y compartir para poder probar un poco de todo ;).
Para empezar pedimos las croquetas de jamón, que eran pura cremosidad, se rompían en la boca nada más morder su crujiente rebozado y su sabor se lo daba un buen jamón serrano.
Ensaladilla rusa, que venía deconstruida (sin mezclar) y con la mayonesa en la base del plato, así que os recomiendo mezclarla bien antes de empezar que sino está seca.
Y burrata rellena, que reconozco que no me acuerdo muy bien de que estaba rellena, pero era como las que te venden en Italia porque el queso crema salía de la bola de mozzarella cuando la partías.
Continuamos con el Potito, compuesto de huevo, patata y trufa. Es necesario abrirlo, oler el majestuoso perfume que desprende la trufa negra y servirlo inmediatamente. Es uno de sus platos estrella y con razón, porque la presentación es asombrosa y el sabor es una pasada.
La tortilla con brandada de bacalao, no lo había probado y me esperaba un pincho de tortilla como ponen en Las Tortillas de Gabino y llegó en un vasito. Otra vez nos sorprendieron, y eso me encanta :).
El gofre de patatas con cosillas, fue el plato que menos me gusto porque las cosas que venían por encima del gofre sabían muy fuertes para mi gusto, pero el gofre hecho a base de patatas prensadas me pareció muy buena idea.
Para terminar escogimos la carrillera de ternera como la hace Nino, con una base de puré de patata y puerro frito por encima.
Y las vieras gratinadas con pimientos confitadísimos, que pasada de pintxo. No me lo esperaba tan rico sinceramente, me hubiera pedido una tosta para mi sola, sólo me toco una viera y me supo a poco.
Estábamos bastante llenas, pero fuimos valientes y decidimos pedir la caja de herramientas y ponernos a crear nuestro postre «Juan Palomo». Venía un trozo de brownie, azúcar moreno, una teja, helado de vainilla, crema de cassis, una fresa, menta y un sifón con crema de frutas…el resultado fue este.
Y como nos habían hablado muy bien de la crema de queso, no tuvimos otro remedio que pedirla, y que bien hicimos porque estaba de chuparse los dedos. Era la cantidad perfecta para lo llenas que nos habíamos quedado.
Mi recomendación: id antes de las 21:00 porque el sitio está muy de moda y así os evitáis una larga espera, aunque con un mojito en barra se pasa más rápido. Es indispensable que estéis todos los comensales para que os sienten en la mesa, así que si tenéis algún amigo impuntual citadle 30 minutos antes ;).
La Gabinoteca
Calle Fernández de la Hoz 43, Madrid
Las raciones son algo pequeñas para compartir, es cierto.
A nosotras tb nos encantó todo lo que pedimos salvo el postre, «como lo hacía mi abuela», que nos defraudó completamente.
El servicio «de Ole».
El postre estrella, sin duda, es la crema de queso, pero es muy pequeña la ración…merece la pena pedir una para cada comensal 🙂
Veo, que tenemos muchos sitio a donde ir a la vuelta! Mmmmm!
Sí 😉 en otoño/invierno os vamos a enseñar muchos sitios!!!